Mirando al mar presenta una nueva forma de ver y entender el Paseo de la Concha, transformándolo en un espacio libre de vehículos y ruido, re-naturalizándolo y a su vez generando un espacio que mejora la experiencia de todo usuario que lo frecuente.
El proyecto nace de un estudio del paseo marítimo completo, después de detectar una zona del paseo no consolidada replanteando así partes del paseo que actualmente no responden a ninguna necesidad real. Poniendo en el centro a los ciudadanos y al maravilloso paisaje que les rodea, mirando al mar, propone una intervención que actúa como hilo conector, que acompaña y guía, y a su vez, que devuelve al paseo su vitalidad.
Entendiendo el límite que genera la barandilla, estableciendo una división entre el paseo y el mar, la intervención genera un recorrido que se integra en el espacio, creando zonas de reposo y contemplación. Buscando volver a conectar el recorrido que atraviesa toda la bahía, genera un fuerte contraste visual con el contexto, mientras que, a su vez, está en constante armonía con el entorno, funcionando como un escenario natural único situado en el centro de la ciudad, re-aprovechando el espacio urbano y enfocando este paseo exclusivamente al ciudadano, dejándole hacer uso de él y permitiéndole ser el protagonista de su propia ciudad, estableciendo un diálogo entre el hombre y su entorno.
La intervención pretende romper con el ritmo del Paseo actual, generando un contraste no solo con el color de la intervención en sí, si no por su volumen.
En cuanto al color, es azul. Azul por distintos motivos, por ser junto con el blanco los colores de la bandera de la ciudad y por el azul del mar, por su conexión con él. El volumen de la intervención viene dado por las distintas alturas del mobiliario y por los espacios generados para la sombra.
Toda la intervención se une a través de una franja de color azul que se sitúa en el pavimento, estableciendo un contraste entre el pavimento original y la intervención, y generando un camino que guía, acompaña y une. Por otro lado, cada cierta distancia aparecen estos diferentes espacios de reposo y de sombra, jugando con el entorno y con la experiencia de pasar por ahí.